Por: Sergio Villalta
En ocasiones, en especial el joven que se adentra en el libertarismo, puede sentir una tentación a adorar el hiper-individualismo.
Esto degenera siempre en un vacuo desprecio por las instituciones naturales como la familia o la religión.
Esta idolatría ciega en un individualismo, genera comúnmente los mismos males que el colectivismo más recalcitrante.
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